El curso político y económico en Catalunya está siendo agitado y los ciudadanos necesitan una bocanada de aire fresco que les permita establecer un paréntesis mínimamente relajado para peleando en los próximos meses. Llega la Semana Santa y con ella las escapadas tradicionales para buscar una burbuja de paz o de bullicio, a gusto del consumidor. Pero de lo que no se van a escapar los afortunados que puedan escapar de la ciudad estos días será de los pasos de Pascua que ofrece el tráfico de las autopistas. No piensen ustedes que el asfalto se ha convertido ahora en un escenario de representación religiosa. En absoluto. Los pasos a los que nos referimos tienen que ver con la presencia interminable de camiones, especialmente en la AP-7, y sus usos y costumbres a la hora de circular.
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