Las monjas y novicias siempre han sido un tema literario. En España, el trovador gallego Fernando Esquio escribió sin ningún pudor pensando en alguna abadesa. También se ocupó de monjas y abadesas Giacomo Casanova, compañero de alguno de los llamados monachini , que eran quienes lograban acceder al interior de determinados conventos, sobre todo los habitados por benedictinas y agustinas. Las monjas y novicias también han sido letra de copla. Desde aquella que habla de la hija de don Juan Alba y el convento de la Paloma hasta la alacena del convento de las esclavas de Santa Rita que nos dejó el cantante Carlos Cano. Monjas expertas en pastelillos de toronja, dulces de leche frita o de calabaza. Sin olvidar las llamadas trufas, perlas, cerillas y meteoritos, nombre sin duda atrevido para un dulce elaborado por una monja.
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