El caso del obispo Irurita había sido hasta 1943 un acertijo. Recapitulación escueta. Pasados unos días del estallido de la guerra incivil, el prelado obtuvo de inmediato refugio en casa de Antoni Tort, joyero de la iglesia de la Mercè. Lo mantuvo escondido hasta que el 1 de diciembre, al registrar unos milicianos el domicilio, fue detenido y encerrado en la checa de Sant Elies. La noche del 3 al 4 lo fusilaron en el cementerio de Montcada i Reixac; la sepultura permaneció ignota. Al término de la guerra, se dijo haber localizado e identificado sus restos. Hasta aquí la primera versión.
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