La Mónica del Raval, con aquella estampa turbadora que le trazó Francesc Betriu en su película, me quedó grabada. De ahí que al dirigir y presentar años más tarde mi documental La Rambla, secrets d’un escenari estimara obligado entrevistarla. ¿Cómo contactarla?, me preguntaron. La respuesta fue inmediata: la Guardia Urbana nos la localizará. Y así fue.
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