La dureza de esta ola de calor ya histórica está poniendo en entredicho buena parte de las medidas dispuestas por el Ayuntamiento de Barcelona para paliarla. Estos inquietantes incrementos de las temperaturas no harán otra cosa que golpear cada año con mayor fuerza, y las administraciones tendrán que replantearse su respuesta. La supuestamente extensísima red de 350 refugios climáticos municipales de la capital catalana tiene en estos momentos un carácter un tanto simbólico.
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