<![CDATA[
Nos hemos acostumbrado tanto a la maldad, a las historias protagonizadas por personajes desalmados capaces de cualquier cosa por dinero, ambición, egoísmo o machismo que, de repente, el gesto de una mujer que la semana pasada detuvo su moto para anudar los cordones a una señora mayor que caminaba cargada con bolsas en Barcelona nos ha robado el corazón.