el alcalde de Barcelona y el concejal de Deportes celebraron la semana pasada el día mundial de la Bicicleta compartiendo en las redes sociales un paseo en bici desde el frente marítimo hasta el Ayuntamiento. La intención era promocionar el uso de la bicicleta, que solo representa el 3,3% de la movilidad de Barcelona a pesar de la apuesta del Consistorio, que en los últimos años ha multiplicado los carriles específicos hasta alcanzar los 264 kilómetros. Este esfuerzo público en favor de la bici ha sido inversamente proporcional al cumplimiento de las normas de convivencia con los peatones, que son los más débiles en la cadena de la movilidad. Y es que ser peatón no está de moda. Lo guay ahora es la bici, el patinete y los llamados vehículos de movilidad personal que circulan con impunidad gracias a la desidia de la autoridad, que remolonea sobre este asunto.
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