Inmigrantes durmiendo al raso en Lleida, la mayoría esperando que un agricultor los contrate para recoger fruta. Es una imagen frecuente estos días en el Centre Històric de Lleida. “Es como la rueda del rueda del hámster, llevamos así veinte años, ellos llegan en mayo y el dispositivo de acogida municipal abre en junio”, afirma la directora de la Fundació Arrels Sant Ignasi, Rosa Majoral. Hace tres semanas notó que las duchas de la fundación empezaban a saturarse y cada iba más gente a buscar alimentos.
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