La capilla de Sant Llàtzer, que se alza desde el siglo XII en la plaza Pedró, ha sufrido una considerable pintada de lo más inquietante que permanece visible desde hace tiempo. No se trata de una firma. Tampoco se trata de la típica y bárbara acción emporcadora, trocada en un arma para el negocio de esos gamberros; ensucian las persianas metálicas y las puertas para que se les encargue entonces una actuación “artística”: hay un pacto entre esos gamberros para que sea respetada.
20240505/9613529/capilla-sant-llatzer-vandalizada-pintadas