El Ayuntamiento de Barcelona lleva un tiempo reflexionando sobre cómo gestionar el ocio nocturno. La concentración de locales en determinadas zonas, el turismo masivo y la poca oferta en los municipios vecinos están saturando la ciudad, que no puede absorber ni más clientes ni más ruido mientras los jóvenes, ante la poca oferta y tras la época covid apuestan por hacer botellones en las calles y fiestas en pisos. La administración, junto con el sector y los vecinos, estudian qué formulas podrían aplicarse para descongestionar las zonas sometidas a una mayor presión y reducir las molestias.
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