El doctor que ya suma un par de trasplantes de cara cuenta al bombero que salió volando a 600 m/s que los tejidos tan traumatizados tienen que rellenarlos para que el rostro ofrezca mayor naturalidad, para que la gente no lo mire y remire con tanta aprensión y descaro. Será la última, luego de 18 años. “¿Cuántas llevamos ya? ¿15, 16…?”. El doctor Joan Pere Barret y el bombero Rafael Olalla comparten entonces una sonrisa cómplice.
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